CIUDAD DE WASHINGTON, 10 de enero de 2017. El Banco Mundial, en un informe hecho público este martes, asegura que tras los bajos niveles registrados el año pasado con posterioridad a la crisis, para 2017 se prevé un 2,7 % de moderada aceleración en el crecimiento económico mundial, en un contexto en el que disminuyen los obstáculos a la actividad de los exportadores de productos básicos en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, al tiempo que se mantiene sólida la demanda interna entre los importadores de productos básicos en los países emergentes y en desarrollo.
Según el informe del Banco Mundial de enero, Perspectivas económicas mundiales, en las economías avanzadas se espera que el crecimiento repunte hasta el 1,8 % en 2017. El estímulo fiscal en las principales economías —y, en particular, en Estados Unidos— podría generar un crecimiento interno y mundial más rápido que el previsto, aunque una creciente protección comercial podría tener efectos adversos. Este año, el crecimiento en el conjunto de los mercados emergentes y las economías en desarrollo debería recuperarse hasta un 4,2 % —respecto del 3,4 % del año que acaba de finalizar—, con un aumento moderado de los precios de los productos básicos.
No obstante, la incertidumbre derivada de la orientación de las políticas de las principales economías ensombrece esta perspectiva. Un periodo prolongado de vacilación podría dilatar el lento crecimiento de la inversión que está refrenando a los países de ingreso bajo, mediano y alto.
“Tras años de niveles desalentadores de crecimiento mundial, observamos esperanzados mejores perspectivas económicas para el futuro”, manifestó Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Es el momento de aprovechar ese impulso e incrementar las inversiones en infraestructura y en las personas. Se trata de un paso esencial para acelerar el crecimiento económico sostenido e inclusivo necesario para poner fin a la pobreza extrema”.
En el informe se analiza el preocupante debilitamiento que ha experimentado recientemente el crecimiento de la inversión en los mercados emergentes y en las economías en desarrollo, que representan un tercio del producto interno bruto a nivel global y aproximadamente tres cuartos de la población mundial y de los pobres del mundo. El crecimiento de la inversión disminuyó al 3,4 % en 2015 respecto del promedio del 10 % registrado en 2010, y es posible que se haya reducido otro medio punto porcentual el año pasado.
La ralentización del crecimiento de la inversión es, en parte, una corrección de los elevados niveles previos a la crisis, pero también es reflejo de los obstáculos a los que han tenido que hacer frente las economías emergentes y en desarrollo, como precios del petróleo bajos (para los exportadores), menor inversión extranjera directa (para los importadores de productos básicos) y, de manera más general, las cargas de la deuda privada y el riesgo político.
“Podemos ayudar a los Gobiernos a que ofrezcan al sector privado más oportunidades de inversión, con la confianza de que el nuevo capital que genere pueda incorporarse a la infraestructura de la conectividad mundial”, afirmó Paul Romer, primer economista del Banco Mundial. “Sin calles nuevas, el sector privado carece de incentivos para invertir en el capital físico que son los edificios nuevos. Sin un espacio de trabajo nuevo conectado con nuevos espacios para vivir, los miles de millones de personas que desean incorporarse a la economía moderna perderán la oportunidad de invertir en el capital humano que se deriva de la formación en el empleo”.
Gracias a la progresiva recuperación de los precios de los productos básicos, y a medida que Rusia y Brasil retoman la senda del crecimiento tras sus respectivas recesiones, para 2017 se prevé una expansión del 2,3 % en la actividad de los exportadores de productos básicos en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, tras el aumento prácticamente inapreciable del 0,3 % en 2016.
Este año, por el contrario, los mercados emergentes y las economías en desarrollo importadoras de productos básicos deberían crecer al 5,6 %. Por lo que respecta a China, se prevé que prosiga una desaceleración ordenada del crecimiento a una tasa del 6,5 %. Sin embargo, las previsiones generales para los mercados emergentes y las economías en desarrollo se ven atemperadas ante la apatía del comercio internacional, la moderación de la inversión y la fragilidad del crecimiento de la productividad.
Entre las economías avanzadas, se espera que el crecimiento en Estados Unidos repunte al 2,2 % a medida que el crecimiento de la producción y la inversión cobren impulso tras un 2016 débil. En el informe se analiza cómo el estímulo fiscal propuesto y otras iniciativas de políticas en Estados Unidos pueden repercutir en la economía mundial.
“Dado el enorme papel que desempeña Estados Unidos en la economía mundial, los cambios en la orientación de las políticas pueden dar lugar a una reacción en cadena a nivel mundial. A corto plazo, unas políticas fiscales más expansivas en Estados Unidos podrían suponer un crecimiento mayor en ese y otros países, pero los cambios en materia comercial y en otras políticas podrían neutralizar esos beneficios”, dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas de Desarrollo Económico del Banco Mundial. “Un elevado nivel de incertidumbre en las principales economías también podría repercutir negativamente en el crecimiento mundial”.
Más información:
Perspectivas económicas mundiales: América Latina y el Caribe
Escasa inversión en tiempos de incertidumbre
Acontecimientos recientes: Según estimaciones, en la región de América Latina y el Caribe se registró una contracción del 1,4 por ciento en 2016, el segundo año consecutivo de recesión y la primera vez en más de 30 años que se registra una contracción plurianual. La subregión de Sudamérica, que abarca países que son grandes exportadores de petróleo y metales, sufrió una contracción del 2,8 por ciento el último año. En México y América Central, el crecimiento fue positivo pero se desaceleró a 2,3 por ciento, mientras que el crecimiento de la economía caribeña será de 3,2 por ciento.
Además de los bajos precios de los productos básicos, las dificultades internas en varias de las economías más grandes de la región y la desaceleración del crecimiento de las principales economías avanzadas también afectaron la actividad económica de la región. Argentina, que sufrió una contracción de aproximadamente el 2,3 por ciento en 2016, y Brasil, cuya actividad se redujo 3,4 por ciento, implementaron políticas y reformas más estrictas para mejorar las condiciones macroeconómicas internas.
La puesta en marcha de reformas pro-mercado y que crean un entorno empresarial favorable en Argentina y Brasil y el arreglo de Argentina con sus acreedores fueron acontecimientos propicios que mejoraron la percepción de los inversionistas. No obstante, varios países de América Latina y el Caribe sufrieron perturbaciones en el mercado de valores y experimentaron depreciaciones en su moneda tras las elecciones en Estados Unidos.
Perspectivas: Las proyecciones indican que la región volverá a crecer a tasas positivas en 2017 y crecerá un 1,2 por ciento. Se prevé que los precios de los productos básicos se estabilizarán y se recuperarán gradualmente en el mediano plazo, lo que proporcionará un grado moderado de alivio a los países de la región que exportan dichos productos.
Según los pronósticos, Sudamérica saldrá de la recesión en 2017. Se prevé que en Brasil la economía crecerá en un 0,5 por ciento al disminuir las limitaciones internas; al mismo tiempo, la aplicación de medidas de consolidación fiscal y el fortalecimiento de la inversión respaldarán el crecimiento en Argentina, que según los pronósticos crecerá en un 2,7 por ciento este año. Colombia, que según las previsiones crecerá en un 2,5 por ciento, y Ecuador, que según lo previsto sufrirá una contracción del 2,9 por ciento, seguirán padeciendo dificultades a raíz de los escasos ingresos fiscales derivados de los bajos precios del petróleo. La República Bolivariana de Venezuela sigue sufriendo graves desequilibrios económicos y según los pronósticos registrará una contracción del 4,3 por ciento este año.
Las perspectivas de la subregión de México y América Central, que crecerá a una tasa del 2,1 por ciento en 2017, son relativamente mejores que las de Sudamérica, aunque las expectativas de crecimiento se han deteriorado en el segundo semestre de 2016. En México, se prevé que la inversión disminuirá en 2017, a raíz de la incertidumbre política en Estados Unidos, lo que
contribuirá a una pequeña desaceleración del crecimiento, que quedará en 1,8 por ciento. No obstante, se considera que en este país el consumo privado será más sólido, gracias a la baja inflación, el bajo nivel de desempleo, el aumento de los salarios reales y el gran caudal de remesas. Las monedas débiles podrían dar un impulso competitivo a las exportaciones de la subregión, pese a que las condiciones mundiales no propician un crecimiento vigoroso del comercio internacional.
En el Caribe se prevé un crecimiento a un ritmo estable de 3,1 por ciento. Según los pronósticos, el crecimiento en República Dominicana, la economía más grande de la subregión, se reducirá al 4,5 por ciento a medida que disminuyan los gastos del Gobierno tras la terminación de los proyectos de construcción de gran escala.
Riesgos: Los riesgos en la región se inclinan hacia la baja. Los cambios de política en Estados Unidos y en la zona del euro, como la restricción del comercio o la migración, podrían tener repercusiones perdurables en la región. Una recuperación más lenta que la prevista en los precios de los productos básicos menoscabaría las perspectivas de los países de la región que exportan esos productos. Toda modificación del ritmo de endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos podría ocasionar oscilaciones en las tasas de interés y fluctuaciones en los flujos de capital, que podrían perjudicar a las economías vulnerables.
Según el informe del Banco Mundial de enero, Perspectivas económicas mundiales, en las economías avanzadas se espera que el crecimiento repunte hasta el 1,8 % en 2017. El estímulo fiscal en las principales economías —y, en particular, en Estados Unidos— podría generar un crecimiento interno y mundial más rápido que el previsto, aunque una creciente protección comercial podría tener efectos adversos. Este año, el crecimiento en el conjunto de los mercados emergentes y las economías en desarrollo debería recuperarse hasta un 4,2 % —respecto del 3,4 % del año que acaba de finalizar—, con un aumento moderado de los precios de los productos básicos.
No obstante, la incertidumbre derivada de la orientación de las políticas de las principales economías ensombrece esta perspectiva. Un periodo prolongado de vacilación podría dilatar el lento crecimiento de la inversión que está refrenando a los países de ingreso bajo, mediano y alto.
“Tras años de niveles desalentadores de crecimiento mundial, observamos esperanzados mejores perspectivas económicas para el futuro”, manifestó Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Es el momento de aprovechar ese impulso e incrementar las inversiones en infraestructura y en las personas. Se trata de un paso esencial para acelerar el crecimiento económico sostenido e inclusivo necesario para poner fin a la pobreza extrema”.
En el informe se analiza el preocupante debilitamiento que ha experimentado recientemente el crecimiento de la inversión en los mercados emergentes y en las economías en desarrollo, que representan un tercio del producto interno bruto a nivel global y aproximadamente tres cuartos de la población mundial y de los pobres del mundo. El crecimiento de la inversión disminuyó al 3,4 % en 2015 respecto del promedio del 10 % registrado en 2010, y es posible que se haya reducido otro medio punto porcentual el año pasado.
La ralentización del crecimiento de la inversión es, en parte, una corrección de los elevados niveles previos a la crisis, pero también es reflejo de los obstáculos a los que han tenido que hacer frente las economías emergentes y en desarrollo, como precios del petróleo bajos (para los exportadores), menor inversión extranjera directa (para los importadores de productos básicos) y, de manera más general, las cargas de la deuda privada y el riesgo político.
“Podemos ayudar a los Gobiernos a que ofrezcan al sector privado más oportunidades de inversión, con la confianza de que el nuevo capital que genere pueda incorporarse a la infraestructura de la conectividad mundial”, afirmó Paul Romer, primer economista del Banco Mundial. “Sin calles nuevas, el sector privado carece de incentivos para invertir en el capital físico que son los edificios nuevos. Sin un espacio de trabajo nuevo conectado con nuevos espacios para vivir, los miles de millones de personas que desean incorporarse a la economía moderna perderán la oportunidad de invertir en el capital humano que se deriva de la formación en el empleo”.
Gracias a la progresiva recuperación de los precios de los productos básicos, y a medida que Rusia y Brasil retoman la senda del crecimiento tras sus respectivas recesiones, para 2017 se prevé una expansión del 2,3 % en la actividad de los exportadores de productos básicos en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, tras el aumento prácticamente inapreciable del 0,3 % en 2016.
Este año, por el contrario, los mercados emergentes y las economías en desarrollo importadoras de productos básicos deberían crecer al 5,6 %. Por lo que respecta a China, se prevé que prosiga una desaceleración ordenada del crecimiento a una tasa del 6,5 %. Sin embargo, las previsiones generales para los mercados emergentes y las economías en desarrollo se ven atemperadas ante la apatía del comercio internacional, la moderación de la inversión y la fragilidad del crecimiento de la productividad.
Entre las economías avanzadas, se espera que el crecimiento en Estados Unidos repunte al 2,2 % a medida que el crecimiento de la producción y la inversión cobren impulso tras un 2016 débil. En el informe se analiza cómo el estímulo fiscal propuesto y otras iniciativas de políticas en Estados Unidos pueden repercutir en la economía mundial.
“Dado el enorme papel que desempeña Estados Unidos en la economía mundial, los cambios en la orientación de las políticas pueden dar lugar a una reacción en cadena a nivel mundial. A corto plazo, unas políticas fiscales más expansivas en Estados Unidos podrían suponer un crecimiento mayor en ese y otros países, pero los cambios en materia comercial y en otras políticas podrían neutralizar esos beneficios”, dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas de Desarrollo Económico del Banco Mundial. “Un elevado nivel de incertidumbre en las principales economías también podría repercutir negativamente en el crecimiento mundial”.
Más información:
Perspectivas económicas mundiales: América Latina y el Caribe
Escasa inversión en tiempos de incertidumbre
Acontecimientos recientes: Según estimaciones, en la región de América Latina y el Caribe se registró una contracción del 1,4 por ciento en 2016, el segundo año consecutivo de recesión y la primera vez en más de 30 años que se registra una contracción plurianual. La subregión de Sudamérica, que abarca países que son grandes exportadores de petróleo y metales, sufrió una contracción del 2,8 por ciento el último año. En México y América Central, el crecimiento fue positivo pero se desaceleró a 2,3 por ciento, mientras que el crecimiento de la economía caribeña será de 3,2 por ciento.
Además de los bajos precios de los productos básicos, las dificultades internas en varias de las economías más grandes de la región y la desaceleración del crecimiento de las principales economías avanzadas también afectaron la actividad económica de la región. Argentina, que sufrió una contracción de aproximadamente el 2,3 por ciento en 2016, y Brasil, cuya actividad se redujo 3,4 por ciento, implementaron políticas y reformas más estrictas para mejorar las condiciones macroeconómicas internas.
La puesta en marcha de reformas pro-mercado y que crean un entorno empresarial favorable en Argentina y Brasil y el arreglo de Argentina con sus acreedores fueron acontecimientos propicios que mejoraron la percepción de los inversionistas. No obstante, varios países de América Latina y el Caribe sufrieron perturbaciones en el mercado de valores y experimentaron depreciaciones en su moneda tras las elecciones en Estados Unidos.
Perspectivas: Las proyecciones indican que la región volverá a crecer a tasas positivas en 2017 y crecerá un 1,2 por ciento. Se prevé que los precios de los productos básicos se estabilizarán y se recuperarán gradualmente en el mediano plazo, lo que proporcionará un grado moderado de alivio a los países de la región que exportan dichos productos.
Según los pronósticos, Sudamérica saldrá de la recesión en 2017. Se prevé que en Brasil la economía crecerá en un 0,5 por ciento al disminuir las limitaciones internas; al mismo tiempo, la aplicación de medidas de consolidación fiscal y el fortalecimiento de la inversión respaldarán el crecimiento en Argentina, que según los pronósticos crecerá en un 2,7 por ciento este año. Colombia, que según las previsiones crecerá en un 2,5 por ciento, y Ecuador, que según lo previsto sufrirá una contracción del 2,9 por ciento, seguirán padeciendo dificultades a raíz de los escasos ingresos fiscales derivados de los bajos precios del petróleo. La República Bolivariana de Venezuela sigue sufriendo graves desequilibrios económicos y según los pronósticos registrará una contracción del 4,3 por ciento este año.
Las perspectivas de la subregión de México y América Central, que crecerá a una tasa del 2,1 por ciento en 2017, son relativamente mejores que las de Sudamérica, aunque las expectativas de crecimiento se han deteriorado en el segundo semestre de 2016. En México, se prevé que la inversión disminuirá en 2017, a raíz de la incertidumbre política en Estados Unidos, lo que
contribuirá a una pequeña desaceleración del crecimiento, que quedará en 1,8 por ciento. No obstante, se considera que en este país el consumo privado será más sólido, gracias a la baja inflación, el bajo nivel de desempleo, el aumento de los salarios reales y el gran caudal de remesas. Las monedas débiles podrían dar un impulso competitivo a las exportaciones de la subregión, pese a que las condiciones mundiales no propician un crecimiento vigoroso del comercio internacional.
En el Caribe se prevé un crecimiento a un ritmo estable de 3,1 por ciento. Según los pronósticos, el crecimiento en República Dominicana, la economía más grande de la subregión, se reducirá al 4,5 por ciento a medida que disminuyan los gastos del Gobierno tras la terminación de los proyectos de construcción de gran escala.
Riesgos: Los riesgos en la región se inclinan hacia la baja. Los cambios de política en Estados Unidos y en la zona del euro, como la restricción del comercio o la migración, podrían tener repercusiones perdurables en la región. Una recuperación más lenta que la prevista en los precios de los productos básicos menoscabaría las perspectivas de los países de la región que exportan esos productos. Toda modificación del ritmo de endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos podría ocasionar oscilaciones en las tasas de interés y fluctuaciones en los flujos de capital, que podrían perjudicar a las economías vulnerables.
Comentarios