La respuesta al VIH y sida en el marco de la agenda global para los próximos 15 años tiene un objetivo claro: poner fin a la epidemia del sida en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Esta propuesta se basa principalmente en los avances logrados en la última década. Al hacer el balance de período enmarcado en los Objetivos del Milenio (ODM), el correspondiente a la respuesta al VIH y sida (ODM6) es uno de los que presenta mayores logros; el haber alcanzado este año la meta de lograr que 15 millones de personas reciban tratamiento antirretroviral es un buen ejemplo de los logros obtenidos.
Guatemala se ha sumado al consenso global, suscribiendo una carta de compromiso y acordando las acciones a ser implementadas en los próximos cinco años para alcanzar estas metas. Sin embargo, el desafío para el país es inmenso. El Sistema de las Naciones Unidas hace un llamado para que el Estado de Guatemala asegure los recursos financieros para garantizar el acceso a tratamiento antirretroviral a todas las personas que lo necesite. Es prioritario fortalecer intervenciones preventivas en los departamentos donde se reporta el mayor número de casos nuevos. Además se debe mejorar la coordinación entre entidades del Estado, la cooperación internacional y las organizaciones de base comunitaria.
Al conmemorar el Día Mundial de la Respuesta al Sida, ONUSIDA presenta un nuevo informe, en el cual se presentan experiencias exitosas de varios países y se resaltan los principales desafíos para los próximos años. En este reporte mundial se incluyó un modelo preventivo desarrollado por una ONG guatemalteca y enfocado a hombres que tienen sexo con hombres. Se considera que esta iniciativa es una práctica ejemplar para aumentar la asesoría entre pares y la realización de la prueba.
La estrategia de Respuesta Acelerada propuesta por ONUSIDA definió unas metas globales para el año 2020: que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su diagnóstico; que el 90% de las personas que conocen su diagnóstico reciban tratamiento antirretroviral; y que el 90% de las personas en tratamiento no tengan virus circulando en su sangre (carga viral indetectable). Estas acciones pretenden que cuando se haya cumplido el plazo de la Agenda de Desarrollo 2030 se debería de haber puesto fin al sida.
Más información o para entrevistas llamar al Director de ONUSIDA Guatemala, señor Ricardo García 5515-1818 o 2381-8610
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Declaración sobre el Día Mundial de la Lucha contra el Sida
Administradora del PNUD Helen Clark
1 de diciembre de 2015
El sida sigue siendo un importante desafío mundial para la salud y el desarrollo. Desde su aparición como una de las enfermedades más brutales y debilitantes de la historia, ya se ha cobrado la vida de más de 34 millones de personas.
En la actualidad 36,9 millones de personas viven con el VIH y hubo 1,2 millones de muertes por enfermedades relacionadas con el sida y 2 millones de nuevas infecciones por el VIH solo en 2014. La devastación causada por enfermedades relacionadas con el sida es muy real, sobre todo en África subsahariana, donde vive la mayoría de los nuevos infectados por el VIH.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) recientemente aprobados nos comprometen a acelerar el progreso para poner fin a la epidemia del sida antes de 2030. Cumplir esta aspiración exigirá ampliar y mejorar drásticamente el acceso al tratamiento del VIH, reducir el número de nuevas infecciones por el VIH y eliminar la discriminación relacionada con el VIH.
Al mismo tiempo, los ODS también brindan una oportunidad para abordar el VIH, la salud y el desarrollo de una manera más inclusiva e integrada que no deje a nadie rezagado. El objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública requerirá la reducción de las desigualdades y la exclusión, el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y la creación de sociedades más inclusivas y pacíficas.
En este Día Mundial de la Lucha contra el Sida hay motivos de satisfacción. El mundo ha progresado enormemente: las nuevas infecciones por el VIH se han reducido el 35% desde 2000 y las muertes relacionadas con el sida han disminuido un 42% desde su valor máximo en 2004. Hoy, 15,8 millones de personas tienen acceso a terapia antirretroviral, que salva vidas, y 2,2 millones de ellas reciben apoyo de la alianza del Fondo Mundial y el PNUD.
No obstante, aún quedan importantes desafíos por delante. El sentido de urgencia y compromiso con los derechos humanos que impulsó el inicio de la respuesta debe aprovecharse. El sida es una enfermedad causada por la desigualdad, y las comunidades socialmente marginadas, como los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, los trabajadores sexuales, los consumidores de drogas inyectables y las personas transgénero, se ven afectadas de manera desproporcionada. Es fundamental hacer frente a la discriminación y derogar las leyes que castigan a estos grupos para permitir el acceso universal a los servicios sociales y de salud.
En este Día Mundial de Lucha contra el Sida, el mundo se encuentra en una coyuntura crítica. Ahora que poner fin al sida está a nuestro alcance, se nos abre una ventana de oportunidad. Debemos acelerar el ritmo en la última etapa de la respuesta a la enfermedad.
Si mantenemos el statu quo, el VIH seguirá superando la respuesta y no se alcanzará el objetivo de acabar con el sida como amenaza a la salud pública antes de 2030. Por otra parte, si derrotar al VIH sigue siendo una de las principales prioridades y si las respuestas y las políticas relacionadas con el VIH se formulan de manera holística y no discriminatoria y se coloca a los grupos marginados en el centro de nuestros esfuerzos, podremos alcanzar nuestro objetivo.
Ello realmente sería motivo de celebración.
Guatemala se ha sumado al consenso global, suscribiendo una carta de compromiso y acordando las acciones a ser implementadas en los próximos cinco años para alcanzar estas metas. Sin embargo, el desafío para el país es inmenso. El Sistema de las Naciones Unidas hace un llamado para que el Estado de Guatemala asegure los recursos financieros para garantizar el acceso a tratamiento antirretroviral a todas las personas que lo necesite. Es prioritario fortalecer intervenciones preventivas en los departamentos donde se reporta el mayor número de casos nuevos. Además se debe mejorar la coordinación entre entidades del Estado, la cooperación internacional y las organizaciones de base comunitaria.
Al conmemorar el Día Mundial de la Respuesta al Sida, ONUSIDA presenta un nuevo informe, en el cual se presentan experiencias exitosas de varios países y se resaltan los principales desafíos para los próximos años. En este reporte mundial se incluyó un modelo preventivo desarrollado por una ONG guatemalteca y enfocado a hombres que tienen sexo con hombres. Se considera que esta iniciativa es una práctica ejemplar para aumentar la asesoría entre pares y la realización de la prueba.
La estrategia de Respuesta Acelerada propuesta por ONUSIDA definió unas metas globales para el año 2020: que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su diagnóstico; que el 90% de las personas que conocen su diagnóstico reciban tratamiento antirretroviral; y que el 90% de las personas en tratamiento no tengan virus circulando en su sangre (carga viral indetectable). Estas acciones pretenden que cuando se haya cumplido el plazo de la Agenda de Desarrollo 2030 se debería de haber puesto fin al sida.
Más información o para entrevistas llamar al Director de ONUSIDA Guatemala, señor Ricardo García 5515-1818 o 2381-8610
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Declaración sobre el Día Mundial de la Lucha contra el Sida
Administradora del PNUD Helen Clark
1 de diciembre de 2015
El sida sigue siendo un importante desafío mundial para la salud y el desarrollo. Desde su aparición como una de las enfermedades más brutales y debilitantes de la historia, ya se ha cobrado la vida de más de 34 millones de personas.
En la actualidad 36,9 millones de personas viven con el VIH y hubo 1,2 millones de muertes por enfermedades relacionadas con el sida y 2 millones de nuevas infecciones por el VIH solo en 2014. La devastación causada por enfermedades relacionadas con el sida es muy real, sobre todo en África subsahariana, donde vive la mayoría de los nuevos infectados por el VIH.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) recientemente aprobados nos comprometen a acelerar el progreso para poner fin a la epidemia del sida antes de 2030. Cumplir esta aspiración exigirá ampliar y mejorar drásticamente el acceso al tratamiento del VIH, reducir el número de nuevas infecciones por el VIH y eliminar la discriminación relacionada con el VIH.
Al mismo tiempo, los ODS también brindan una oportunidad para abordar el VIH, la salud y el desarrollo de una manera más inclusiva e integrada que no deje a nadie rezagado. El objetivo de acabar con el sida como amenaza para la salud pública requerirá la reducción de las desigualdades y la exclusión, el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y la creación de sociedades más inclusivas y pacíficas.
En este Día Mundial de la Lucha contra el Sida hay motivos de satisfacción. El mundo ha progresado enormemente: las nuevas infecciones por el VIH se han reducido el 35% desde 2000 y las muertes relacionadas con el sida han disminuido un 42% desde su valor máximo en 2004. Hoy, 15,8 millones de personas tienen acceso a terapia antirretroviral, que salva vidas, y 2,2 millones de ellas reciben apoyo de la alianza del Fondo Mundial y el PNUD.
No obstante, aún quedan importantes desafíos por delante. El sentido de urgencia y compromiso con los derechos humanos que impulsó el inicio de la respuesta debe aprovecharse. El sida es una enfermedad causada por la desigualdad, y las comunidades socialmente marginadas, como los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, los trabajadores sexuales, los consumidores de drogas inyectables y las personas transgénero, se ven afectadas de manera desproporcionada. Es fundamental hacer frente a la discriminación y derogar las leyes que castigan a estos grupos para permitir el acceso universal a los servicios sociales y de salud.
En este Día Mundial de Lucha contra el Sida, el mundo se encuentra en una coyuntura crítica. Ahora que poner fin al sida está a nuestro alcance, se nos abre una ventana de oportunidad. Debemos acelerar el ritmo en la última etapa de la respuesta a la enfermedad.
Si mantenemos el statu quo, el VIH seguirá superando la respuesta y no se alcanzará el objetivo de acabar con el sida como amenaza a la salud pública antes de 2030. Por otra parte, si derrotar al VIH sigue siendo una de las principales prioridades y si las respuestas y las políticas relacionadas con el VIH se formulan de manera holística y no discriminatoria y se coloca a los grupos marginados en el centro de nuestros esfuerzos, podremos alcanzar nuestro objetivo.
Ello realmente sería motivo de celebración.
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